Costos de hacerse “emo”

Emos cubanosUna joven de secundaria, que quizás ya haya crecido, le preguntó a una amiga qué era lo que tenía que hacer para “ser roquera”.

Como la amiga no supo qué responder, pues esa pregunta no tiene respuesta, puede ser que la muchacha de secundaria haya optado por “aplicar” para el estilo emo, una tribu urbana que ha ganado cierto auge en los últimos tiempos en Cuba.

Aunque sus orígenes se encuentran en la década de los 60′, la cultura emo ganó fisonomía propia en los años 80′, como un estilo juvenil asociado al género musical hardcore punk music.

La mayoría de sus integrantes tienen edades entre los catorce y veinte años, aunque los fenómenos sociales contemporáneos tienden a disminuir las edades de inicio y a extender la edad límite promedio. Los caracteriza una visión negativa de la vida: suelen mostrarse como pesimistas, “víctimas de una sociedad creada pensando en el capital, que se olvida de las personas y sus verdaderas necesidades espirituales”.

Las actitudes y prácticas juveniles en la actualidad llaman mucho la atención de la opinión pública, los medios de comunicación y las autoridades políticas en todas partes del mundo. Pero a pesar de la relevancia del tema, por lo que las nuevas generaciones significan para el futuro de la humanidad, son escasas las investigaciones sociológicas que hablan de los jóvenes desde su condición identitaria. Casi todos los estudios que se realizan contienen una visión estereotipada del asunto, que describe diferentes aspectos formales hasta la saciedad, pero raras veces permite comprender el actuar de los jóvenes del hoy. Emos cubanos

Los estudios sobre comportamientos juveniles marcan su kilómetro cero en las investigaciones del norteamericano Ralph Lintonen, en la década de los 40′ del siglo pasado.

El hombre, mediante la mera observación de los adolescentes estadounidenses de las escuelas secundarias, se percató de que estos “están comenzando a construir un mundo separado al de sus propios padres, con sus propias normas y valores”.

Una tribu urbana – simplificando un poco la definición sociológica– , es un grupo de gente, generalmente jóvenes, que se comportan de acuerdo a las ideologías de una subcultura que se origina y desarrolla en el ambiente de una ciudad.

También hay, por supuesto, quien las definen como pandillas o bandas callejeras que poseen hábitos y lugares de reunión comunes. Las tribus se caracterizan por mantener un patrón estético regular entre varios individuos de la misma tendencia.

Dentro de las tribus urbanas también se encuentran los denominados posers, que usan la estética y despliegan el comportamiento de una tribu específica, pero no comparten la filosofía propia del movimiento.

Algunos investigadores, y otros con menos argumentos, sostienen que las tribus urbanas no son un fenómeno social, sino un modelo de consumo predefinido por leyes del mercado.

Aunque el estereotipo dañe, lo usamos para ilustrar. A los emos los tachan de superficiales y de seguir modas. En Cuba no resulta nada barato asumir el aspecto formal de esta tribu: un peinado que cubre parte de la cara, piercings, tenis Converse, muñequeras, sudaderas con capucha, camisetas ajustadas y calzoncillos a la vista, generalmente de colores negro, blanco y rosado. Emos cubanos

Todo el mundo conoce los precios de los atuendos, solo los tenis, por ejemplo, cuestan cerca de 40 CUC.

Más barato tienen un sistema de conceptos e ideas basado en su identidad como inconformes y pesimistas.

Los emos se preocupan mucho por la apariencia, y paradógicamente se declaran en contra de las modas. Piensan que “sustituir un dolor por otro produce alivio”. Expresiones como esta abundan entre los seguidores de la su estilo, que invitan a la autolaceración como método de escape al supuesto “dolor emocional” que implica estar vivo.

Hay que ser obtuso para ir en contra de la pluralidad cultural.

No así para creer que la depresión y la adicción casi patológicas a la melancolía no son códigos para descifrar el misterio de la vida humana, toda vez que fuera tal.

Tampoco comparto la idea de que la felicidad consiste en vestirse como mujer y hombre a la vez– la estética del emo es esencialmente andrógina–, ni la opción de la anorexia y el suicidio juvenil como escape.

La búsqueda de causas objetivas carece aquí de sentidos, aunque por supuesto, es mucho más complejo que reducirlo a que “como a mí no me duele estar vivo, los muchachos son ridículos, inmaduros o ideológicamente frágiles”.

Por suerte los jóvenes cubanos que pertenecen a la comunidad emo, sea el fenómeno de origen sociocultural o meramente de mercado, no tienen problemas tan profundos como para apelar al suicidio feliz que tanto defiende el estereotipo.

Por Alejandro Rodríguez Rodríguez.

Periodista camagüeyano autor del blog Alejo3399

Un comentario en “Costos de hacerse “emo”

  1. Asi es, acá en Argentina paso por aca esa moda, todavia tengo algunos alumnos que son así, tambien hay tribu de los cumbios, chetos.
    Son tiempos que corren
    Que se le va hacer, por eso son adolescentes, adolescen afecto y la carga que ellos tienen con el cambio del cuerpo, el cuerpo grande de repente que no pueden manejarlo, es la parte de la vida que se alejan de los padres, y necesitan de los amigos y crean estos grupos hurbanos donde necesita pertenecer.
    Asi como es como estos jovensitos tratan de transitar en su adolescencia. Los conozco bien…
    Un beso Manuel, un beso grande

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